Las ventajas e inconvenientes de vivir en un ático
Vivir en un ático se ha convertido en el objetivo a conseguir para muchos residentes en grandes ciudades. Lo confirman inmobiliarias y profesionales que trabajan en el mercado de las viviendas. Cada vez es mayor el número de clientes que solo y exclusivamente está interesados en visitar áticos, no otro tipo de apartamentos.
Está claro que pocos espacios nos van a proporcionar niveles de luminosidad y espacio exterior disponible comparables a los que obtenemos si nos mudamos a un ático. Es la combinación perfecta, además, en un país como España donde el buen tiempo es mucho más extenso que en otros puntos del planeta. Y, sin olvidar que, los áticos suelen ser viviendas más extensas en términos generales comparadas con otras viviendas, incluso del mismo edificio. La explicación es que se suelen unir dos pisos para compensar que una parte de su espacio se ha dedicado a la terraza en detrimento del habitáculo interior.
Sin embargo, no todo van a ser ventajas. Además de la dificultad de encontrar áticos disponibles, dada la demanda cada día mayor de los mismos, hay que añadir su elevado precio en comparación con los otros apartamentos de la misma comunidad de propietarios. Su escasez es inevitable si pensamos que su número está limitado a unos pocos por edificio, tantos como quepan en una planta (una cifra de entre dos y cuatro normalmente).
Cuidado porque los profesionales del sector inmobiliario alertan de las desventajas de los áticos en lo que a materia de seguridad se refiere. Es más interesante para un ladrón entrar en una vivienda donde no hay vecinos arriba que se alerten de ruidos extraños. Y la gran luminosidad que caracteriza a estas viviendas puede convertir en un problema, por ejemplo, porque puede acelerar el deterioro de suelos de madera o mobiliario y superficies de este material. Otros puntos débiles de un ático son su mayor consumo energético, si no está bien acondicionado, y mayores problemas acústicos.