Sin duda, habrá quien haya oído hablar del aspartamo, sobre todo en referencia a los productos light y a los alimentos de bajo contenido calórico. Se trata de un edulcorante ampliamente utilizado en la industria alimenticia para endulzar, pero con una cantidad menor de calorías que el azúcar común. La controversia y la polémica han acompañado a esta sustancia en los últimos años, pero no existe prueba alguna para considerarlo perjudicial, puesto que infinidad de estudios han demostrado que es plenamente seguro para la salud.
El aspartamo es el resultado de una combinación de ácido aspártico, fenilalanina y una pequeña cantidad de metanol. Estas sustancias (aminoácidos) se hallan de modo natural en todos los alimentos con proteínas, como los productos lácteos, la carne y los cereales. Por su parte, el metanol se encuentra en nuestro propio organismo y en numerosos alimentos (frutas, verduras). El aspartamo es digerido por nuestro cuerpo como cualquier otro aminoácido.
Su descubrimiento fue completamente casual y fortuito; el químico James Schlatter estaba investigando un fármaco que sirviera de remedio para las úlceras y, por accidente, derramó una dosis de aspartamo en su lugar de trabajo, y por curiosidad probó una parte que había caído en su propia mano, y comprobó que poseía un intenso dulzor. Desde ese descubrimiento por puro azar hasta nuestros días, este compuesto ha gozado de una enorme expansión. En la actualidad se supera la cifra de más de cien millones de personas que ingieren productos que contiene aspartamo, y se pueden encontrar más de seis mil de estos productos (alimentos y bebidas) en el mercado, como helados, yogures, refrescos, pasteles, chicles... e incluso fármacos.
Como hemos señalado, esta sustancia ha sido sometida a exhaustivos y rigurosos controles de seguridad por parte del CCAH (Comité Científico de la Alimentación Humana) y ha sido clasificada como un aditivo alimentario totalmente apto para su uso global, incluidos las personas con diabetes, las embarazadas, las madres lactantes y los niños. Tan solo las personas que sufran fenilcetonuria, una afección hereditaria muy poco frecuente, deben tener un control respecto al consumo de fenilalanina, independientemente de la procedencia, incluyendo el aspartamo.
Debido a sus características, el consumo de espartano resulta beneficioso si lo añadimos a nuestra dieta, ya que las calorías en los productos alimenticios son disminuidas considerablemente o, en muchos de ellos, casi eliminadas debido a que se precisa muy poca cantidad para que el alimento obtenga un sabor dulce.